La rebelión de las masas con mascarillas o formación psicótica de masas fase 2 - Esteban Morales van Kwartel

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La rebelión de las masas con mascarillas o formación psicótica de masas fase 2

Eminentes eruditos y estadistas europeos habían predicho, desde principios del siglo XIX en adelante, el surgimiento del hombre-masa y la llegada de una era de masas. Los regímenes totalitarios, mientras estén en el poder, y los líderes totalitarios, mientras estén vivos, “mandan y cuentan con el apoyo de las masas” hasta el final. Desde hace muchos años se viene condicionando a la población para ser manejada por los tiranos. La politóloga Hanna Arendt autora del libro “Orígenes del autoritarismo” describió el proceso brillantemente cuando escribió lo siguiente: Las masas surgieron de los fragmentos de una sociedad altamente atomizada cuya estructura competitiva y la soledad concomitante del individuo habían sido refrenadas sólo a través de la pertenencia a una clase.

La sociedad actual se caracteriza por el aislamiento social y poseer un profundo vacío, especialmente en los jóvenes, y especialmente en la esfera espiritual. Si no hay Dios de por medio, un ser supremo que llene la parte espiritual de nuestro ser, quedamos siendo solo materia, cuerpo, sin alma. La preocupación principal se vuelve meramente visceral. Sumado a esto, la sociedad actual sufre de la llamada ansiedad y frustración flotante caracterizados por sentimientos de incomodidad, nerviosismo, preocupación y ansiedad que no están ligados a ningún objeto en particular o situación específica. La formación psicótica de las masas se realiza cuando se crea un objeto de atención con el que el tirano atrapa, esclaviza y manipula a las masas. Cuando se agota el objeto de atención, el régimen totalitario debe buscar otro objeto de atención porque si no, se suspende la influencia sobre la masa. 

En el año 2020 esto lo lograron los tiranos con la pandemia de COVID-19, que actuó como este objeto de atención, y en donde el signo externo de estas masas hipnotizadas, encadenadas y esclavizadas fue el uso de las mascarillas que actuó como el fierro con el que se marcan a las reses. Bajo la influencia del tirano estas fueron encerradas en sus casas, haciéndolos abandonar sus negocios, llevándolos a la quiebra; se cerraron las escuelas, causando en los niños un profundo atraso en su aprendizaje y su desarrollo psicológico y social, causando, además, en muchos, especialmente adolescentes, una intensa afección psicológica que se expresó por un alarmante aumento en la tasa de suicidios, maltrato y abuso infantil, incluyendo el sexual. Igualmente, se dio un aumento del maltrato a las mujeres, y numerosas otras anomalías sociales a las que nos hemos referido abundantemente en otros escritos. 

Finalmente, al abrir las escuelas, de manera tardía, se sometió a los niños al uso obligatorio y criminal de mascarillas, a cuyas consecuencias también nos hemos referido, y a una de las acciones más criminales en la historia, comparable solo a los experimentos médicos de los nazis, que fue la inoculación masiva y obligatoria de los niños, cuyas consecuencias han sido nefastas. En síntesis, se privó a la población de la mayor parte de sus derechos humanos, entre estos, la libertad de expresión, que llevó a la difamación, desprestigio y diversas formas de cancelación, algunas mediante el uso de la violencia, contra todo aquel que difería de alguna manera. Todo esto ha obligado a la población a sufrir las cicatrices y consecuencias de estas acciones.

Pero el objeto de atención, con el que se manipulaba a las masas comenzó a desaparecer, y los tiranos tuvieron que buscar otro objeto que les permitiera mantener su poder: EL CAMBIO CLIMATICO. Ante esto, se han dado diversas reacciones de parte de la población mundial: los que se han despertado y se han negado a someterse, como ha sido el caso de las acciones de los camioneros en Canadá y los Estados Unidos; los productores en Holanda, en Francia, y algunos otros, que comenzaron a reaccionar desde el momento de la tiranía médica; y los que no han despertado y se han sometido a este nuevo objeto de atención con el que se les sigue manipulando, como es el caso de Panamá y algunos otros países. Como fue en el caso de COVID-19, este tiene una serie de componentes: el alto precio de los alimentos, la deficiencia en el suplido de estos; el alto precio del combustible, alto precio de los medicamentos, la deuda salarial en algunos casos particulares; todos estos de características viscerales, coyunturales. A todo esto se suma, en algunos países, como es el caso de Panamá, algunas características locales, como son la corrupción sistémica generalizada y las distorsiones de los modelos económicos prevalentes que el Gobierno no ha sido capaz de controlar en su papel de árbitro y regulador, fallando a la responsabilidad que el propio modelo económico le confiere; estos últimos, de características estructurales.

Pero este nuevo objeto de atención está íntimamente ligado a las mismas consecuencias artificialmente producidas desde la época de la cuarentena, y acentuadas recientemente por diversas acciones políticas y económicas generadas por los gobernantes europeos y la administración Biden: desempleo, quiebra de negocios, retraso intelectual y social. Todos bajo la acción de una agenda global, liberal, progresista, con una extraña combinación de socialismo y capitalismo de Estado. Al final, el denominador común de ambas crisis, producidas, por cierto, por las mismas personas e instituciones, es la destrucción de la economía de nuestros países y la substitución por una economía global, centralizada, y manejada por un grupo de poderosos que pretenden transformar a los seres humanos en un diseño a su “propia imagen y semejanza”, bajo su control absoluto.

En el caso de Panamá, manejados por este nuevo objeto de atención, se encuentran en la calle los miembros de los gremios magisteriales, enmascarados; de los gremios médicos, enmascarados; de los transportistas, enmascarados; además, políticos enmascarados de diversos partidos políticos. El hecho del uso de la mascarilla no revela, sino que, se encuentran aún hipnotizados y encadenados mentalmente, sin poder ver más allá de un alto precio de alimentos, gasolina, medicamentos, y deudas salariales.

Los gremios magisteriales se encuentran en la calle peleando por estos aspectos coyunturales, junto con los transportistas, médicos, enfermeras. Además, se encuentran pidiendo, con razón, que se les respete su libertad de expresión y la libertad de congregarse. Pero, desafortunadamente, se olvidaron de que desde hace 2 años, a sus estudiantes, padres de familia, pacientes, etc., se les negaron estos mismos derechos, y no tuvieron el valor de salir a la calle para defenderlos. Médicos individuales, que, por acción, unos, y por omisión, otros, fueron responsables de lo que ha contribuido grandemente a generar esta gran crisis social y económica; estos han salido también a hablar de paz social, diálogo, y la necesidad de pensar como panameños, cuando estos mismos habían maltratado a sus colegas que se oponían a los abusos médicos. De la misma manera, salen a hablar del diálogo médico, cuando tampoco habían reaccionado en el momento en que el bienestar de la población, que incluye salud, educación y economía, comenzó a resquebrajarse por la tiranía médica.

Pero Junto a estos enmascarados se encuentran otros grupos no enmascarados, como algunos gremios de trabajadores que nunca han estado hipnotizados, pero que tienen su propia agenda socialista, con la que siempre han sido consecuentes; agenda esta cuyos resultados nefastos se han visto en países, como Cuba, Venezuela y varios otros países centro y sudamericanos. Su objetivo es fomentar el caos y pescar en río revuelto para beneficio de su agenda. Desafortunadamente, estos han tenido la astucia de tomarse el movimiento, y de manera sistemática e inteligente han fomentado la discusión de los temas estructurales, pero dirigidos, no a la búsqueda concertada del beneficio de toda la población, sino la imposición de su propio modelo económico el cual por definición excluye a un determinado sector de la población. Sabemos muy bien que existen básicamente 3 modelos: capitalista, basado en el mercado; marxista, basado en la toma de decisiones desde un Estado centralizado; y el mixto, que es una combinación de ambos. Por décadas, hemos adoptado el modelo de mercado, pero ellos pretenden establecer el modelo marxista.

En este esfuerzo han arrastrado consigo a ciertos sectores de los pueblos originarios, que tampoco están enmascarados, y que tienen el mérito que, desde el inicio de la histeria de la pandemia, supieron levantar su voz en la defensa de la dignidad y libertad de sus niños y familias, que la tiranía médica habían puesto en peligro. Estos grupos, de manera admirable, también han sabido abordar algunos aspectos estructurales. Sin embargo, sabemos también que, por cultura y tradición, los pueblos originarios tienden a favorecer el modelo socialista, lo cual no es compartido por la mayoría del pueblo panameño. 

El diálogo suscitado en la mesa de discusión tiene el mérito de haber provocado el abordaje de problemas estructurales, lo cual es lo correcto; sin embargo, el abordaje por los grupos marxistas es el ataque al model0 de mercado, que es el que ha demostrado históricamente que es el que mayor bienestar ha traído a la sociedad, lo cual no ha sido la experiencia del modelo marxista. Los modelos poseen distorsiones producidas unas, por el propio modelo, y otras, por las tendencias y apetencias producto de la imperfección humana: los monopolios, oligopolios, control y manipulación de precios, externalidades, bienes públicos, mercado incompleto, información imperfecta son algunas de estas distorsiones. Las desviaciones del mercado que estas producen afectan su funcionamiento. Esto no descalifica al modelo en si, por lo que no significa que la solución sea la substitución por otro modelo. Por lo contrario, la existencia de estas distorsiones responde a un fracaso o la falla de la responsabilidad de las autoridades del Gobierno de su manejo y control. Cuando la causa de este fracaso es la corrupción proveniente de las partes, esta debe ser totalmente despreciada, rechazada y eliminada. En el caso de Panamá, este debiera ser el objetivo primordial del diálogo.

 En medio de estas protestas, se encuentra solo un grupo, que no son mencionados, que no se han centrado en peticiones viscerales, coyunturales; sus exigencias de solución son también estructurales y además, han tenido el mérito de señalar a la Constituyente originaria, como el mecanismo de concertación más idóneo que puede darse en las circunstancias actuales. Las decisiones sobre el país que queremos, incluyendo el modelo económico, debe ser producto de una concertación de todos los sectores, que solo puede darse a través de una Asamblea Nacional Constituyente ORIGINARIA. La mesa de diálogo actual tiene el defecto de que no todos los sectores están representados. Los empresarios, por ejemplo, han sido un sector importantísimo en el desarrollo de nuestro país; yo ni siquiera voy a abordar el simplismo ridículo de las afirmaciones de que la corrupción está solo del lado de los comerciantes y empresarios. Hay gran cantidad de empresarios, pequeños medianos y grandes que han sido héroes anónimos del crecimiento y desarrollo del país.

Tampoco podemos caer en el simplismo propagandístico, demagógico y trasnochado de culpar de los males al llamado imperialismo gringo. El caer en esto revela solo dos posibilidades: o se es parte de la agenda propagandística y demagógica izquierdista, o se tiene un desconocimiento total de la geopolítica actual que no les permite ver más allá de sus narices. Tanto el pueblo estadounidense como el propio país están secuestrados por un Gobierno liberal, progresista, socialista que se tomó el poder por medio de un masivo y escandaloso fraude electoral. Este Gobierno actual no es más que una ficha al servicio de los grandes intereses globalistas de un grupo archimillonario y poderoso que creen, no en un modelo de mercado de los países, sino en un capitalismo de Estado por parte de un Gobierno global.

Pero Mientras la masa siga mentalmente encadenada, esta seguirá siendo controlada y manipulada; seguirán actuando visceralmente, pidiendo cosas coyunturales, aferrándose a los objetos de ansiedad creados,  incapaces de entender que salvo las particularidades estructurales del país mencionadas, la mayor parte de esta crisis ha sido creada artificialmente a través de la crisis del COVID y ahora del cambio climático que han sido la excusa para crear diversas políticas que han aumentado el precio del combustible, como es el caso de la absurda economía verde, pero que incluye también la creación de una guerra que ha producido este mismo efecto, además de crisis en el suplido de insumos agrícolas que han encarecido el precio de alimentos. Mientras las personas no se quiten la mascarilla física y mental, seguirán siendo fácilmente manipuladas y caerán en las manos de los tiranos de turno.