En los últimos episodios de la primera temporada de mi podcast, que se refiere al COVID-19, me referí a las cicatrices de la pandemia, en referencia a las consecuencias de corto y largo plazo dejadas, más que por la enfermedad en si, sino por las medidas adoptadas para enfrentarla: el uso masivo de las mascarillas, las cuarentenas, cierres de las escluelas, el aislamiento social, las vacunas, etc. En este breve artículo me refiero a algunos de los últimos hallazgos sobre las cicatrices que han dejado las vacunas de ARNm. Ya con anterioridad he mencionado los países que, con altísimas tasas de inoculación, presentaban aumentos considerables de las tasas de muertes por todas las causas, entre las que se encontraba el COVID-19. Debo agregar Australia a la lista. Tal como podemos ver en la gráfica siguiente, Australia presenta un aumento inusual de muertes luego de campañas masivas de inyecciones de ARNm.
Interesante es que se ha destacado la diabetes severa descompensada post vacunal como uno de los diagnósticos más importantes. Debemos recordar también que este tipo de vacunas viene reportando, desde el momento de las investigaciones iniciales, la generación de reacciones inmunológicas causadas por la proteína espiga , tales como la "enfermedad amplificada por anticuerpos" (ADE), que es clínicamente indistinguible de la enfermedad causada por el virus. esto podría explicar el también aumento inusitado de casos en Australia, posteriormente a las campañas de vacunación, tal como se puede ver en la siguiente gráfica.
Como se puede observar en la gráfica anterior, en este mes de junio, Australia ha tenido la mayor cantidad de casos de COVID-19 reportados durante toda la pandemia. Mientras tanto, los países poco vacunados, como los africanos, siguen gozando los beneficios del gran regalo del omicrón dado por Dios, en diciembre de 2021.
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